Por Lic. Arnaldo
Calvo Buides
Tan alto como su fervor por la plática, así es Miguel, un
amigo que gané en una de mis visitas al Club de ajedrez situado en la Plaza de Armas, en Santiago
de Chile (Chile).
Luego de llevar ratos observando algunas partidas de quienes
allí concurren, que, por cierto, algunos no lo hacen nada mal, me motivé a acercarme a quien en solitario
leía un periódico.
-
¨¡Ah!, cubano, qué bien. Acá los médicos de tu país
tienen mucho prestigio…¨, no perdió la oportunidad de reiterarme
algo que no he dejado de escuchar desde que llegué a Chile.
-
Sí, ya otras
personas me lo han dicho, pero no solo los médicos, en sentido general los
profesionales cubanos son muy reconocidos a nivel internacional, añadí.
Le comenté sobre mi idea de dedicarme a la enseñanza del
ajedrez en Chile, labor que realicé durante años en mi Cuba natal. Y es que no
concibo mi vida sin el mismo.
También le abordé sobre la masificación de éste en mi país
de origen, de ahí sus grandes éxitos, y acerca de la impartición desde 1989
como una asignatura más en los colegios, amén de deficiencias por solucionar,
esencialmente el déficit de maestros capacitados.
¨No sé si te has dado cuenta, pero acá el fútbol es el único
deporte que se ha masificado. Pero no quiere decir que no se juegue ajedrez…Te
va a ir bien, tú verás, dijo Miguel, quien
se ¨abrió¨conmigo y me aconsejó tanto como si fuese mi hermano mayor.
¨Lo que tienes que hacer es vestirte elegante, de traje, te
presentas en los colegios e instituciones y les hablas sobre tus proyectos. Eso
de llamar por teléfono o escribir
mediante correo electrónico es muy distinto a tu ir a esos lugares.. Gente como tú es la que hace falta para
desarrollar el ajedrez acá. Te va a ir
bien, tú verás ¨, expresó con certeza este hombre que ronda los 50 años.
Sugirió que me publicitara en uno de los propios muros
existentes en el espacio donde funciona el Club. ¨En un papelito escribes tus datos, pones que
eres entrenador cubano y lo pegas aquí mismo
para que la gente que venga lo sepa.
¨Tú verás que pronto van a estar comentando: ´Ah!, sí, es el morenito cubano que viene por
acá…¨ Te va a ir bien, tú verás…¨
Miguel no tiene dudas
de que el ajedrez aúna personas, sin distinción de raza, religión y condición
económica. Él concibe a sus practicantes como verdaderas familias, no exentas
de pasar por buenos o malos momentos.
¨Tienes que venir más a menudo. Además de jugar, haces
muchas amistades. Por ejemplo, ¿tú ves
ese viejito que está jugando allí?, es dueño de unos cuantos negocios, y quién
sabe si en algún momento estás buscando trabajo
y él te ayuda.
¨ Al igual que un doctor que viene acá a jugar. Tal vez un
día tienes algún problema de salud y
puedes contar con él.¨
Asevera Miguel que muchos extranjeros frecuentan el Club. Y
con evidente satisfacción me cuenta sobre un francés, con quien tiempo atrás
estableció lazos solidarios tablero mediante.
Aquel regresó a su país, pero no han perdido la
comunicación. Y se ha afianzado tanto que ahora, asegura Miguel, le han cursado
una invitación a Francia (¡!).
Te han anunciado una buena jugada, Miguel. Mucha fe. ¿Sabes algo, amigo? Presiento que ¨te va a ir bien, tú verás…¨
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