Saturday, September 24, 2016

MI NUEVA PROPUESTA LITERARIA


                                   

  Desde que me tomé en serio el ajedrez, siempre he buscado la manera de plantear esquemas de juego que rara vez aparecen en torneos, Cosas extrañas, como yo suelo llamarlas.
No han sido pocos mis rivales que han salido mal parados ante el total descuido de no estudiar estas líneas en desuso. Y así, les resulta una sorpresa, imposible de refutar ante el apremio del reloj.
Por eso cuando aquel lejano día de 1991 cayó en mis manos un recorte de la sección de ajedrez de la revista cubana Bohemia, dedicada a la apertura Ponziani (ECO C44), quedé atrapado con este sistema de juego.
Está bien desempolvar algunas ¨cosas extrañas¨ para en determinado momento utilizarlas como factor sorpresa. Pero no es recomendable poseer un repertorio limitado con solo estas líneas de juego.
Cierta vez el Maestro Nacional cubano Noel Martínez  me comentó que uno no podía estar rehuyendo a los sistemas clásicos, que quien aspirara a algo en el ajedrez debía jugar, digamos, Ruy López, Siciliana, Nimzoindia…, que prolifera en cuanto evento se realiza desde antaño.

Un vasto repertorio de aperturas modernas es clave para el éxito en esta disciplina. El detalle está en conocerlas hasta en lo más mínimo, estar al tanto de la última novedad de cada una, en fin, convertirnos en verdaderos especialistas de cuántos esquemas planteamos.

Pero no solo de aperturas vive el ajedrecista. Deben aunarse otros factores cognitivos en el orden táctico- estratégico para transitar de manera satisfactoria por el medio juego y final.
Esta nueva propuesta  no se trata de una enciclopedia o tratado minucioso sobre la apertura Ponziani, solo pretendo acercar al lector a una de mis cosas extrañas, muy en boga durante la época romántica y que hoy es difícil de encontrar en el ajedrez magistral. 
                                                                                                                            El autor