Monday, January 6, 2014

DISCULPAS



Foto: DISCULPAS
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides

No soy infalible. Por eso, cuando el domingo pasado llegué algo retrasado para la sesión de entrenamiento en el Club de ajedrez CEPA, de Viña del Mar, lo primero que hice fue pedirles disculpas a mis alumnos. Y prometí que jamás se repetiría.
Por una razón ajena a mi voluntad, o no, pero, llegué tarde. Y lo sentí mucho porque soy muy exigente con la disciplina y me gusta predicar con el ejemplo. ¨Haz lo que digo y haz lo que hago¨, esta es mi filosofía de vida. Soy así, y dudo de que a estas altura de la vida vaya a cambiar.
Días atrás  en este espacio critiqué de manera constructiva una conducta inadecuada de uno de mis alumnos durante la clase. En ningún momento mi ánimo fue el de herir sensibilidades (sobre todo del aludido). Como ahora, en que doy a conocer mi falta sin que me quede resentimiento o prejuicio alguno. Y es que tengo la convicción de que somos seres humanos y tenemos derechos a equivocarnos…y a rectificar.
No soy infalible. Por eso, cuando el domingo pasado llegué algo retrasado para la sesión de entrenamiento en el Club de ajedrez CEPA de Viña del Mar, lo primero que hice fue pedirles disculpas a mis alumnos.  Y prometí que jamás se repetiría... 
 Por Lic. Arnaldo Calvo Buides

No soy infalible. Por eso, cuando el domingo pasado llegué algo retrasado para la sesión de entrenamiento en el Club de ajedrez CEPA, de Viña del Mar, lo primero que hice fue pedirles disculpas a mis alumnos. Y prometí que jamás se repetiría.
Por una razón ajena a mi voluntad, o no, pero, llegué tarde. Y lo sentí mucho porque soy muy exigente con la disciplina y me gusta predicar con el ejemplo. ¨Haz lo que digo y haz lo que hago¨, esta es mi filosofía de vida. Soy así, y dudo de que a estas altura de la vida vaya a cambiar.
Días atrás en este espacio critiqué de manera constructiva una conducta inadecuada de uno de mis alumnos durante la clase. En ningún momento mi ánimo fue el de herir sensibilidades (sobre todo del aludido). Como ahora, en que doy a conocer mi falta sin que me quede resentimiento o prejuicio alguno. Y es que tengo la convicción de que somos seres humanos y tenemos derechos a equivocarnos…y a rectificar.
No soy infalible. Por eso, cuando el domingo pasado llegué algo retrasado para la sesión de entrenamiento en el Club de ajedrez CEPA de Viña del Mar, lo primero que hice fue pedirles disculpas a mis alumnos. Y prometí que jamás se repetiría...

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