Saturday, July 12, 2014

TALLER DE AJEDREZ A NIÑOS EN RIESGO SOCIAL


                                                             ELLOS ME NECESITAN
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Andrés Urrutia  me espera, e irradia de alegría al verme llegar. Se acerca, me saluda.  En unos minutos su mente lo transportará a parajes épicos, cabalgará y destruirá castillos con un mero propósito: dar muerte al rey enemigo.
Andrés tiene 9 años y dice que a los 6 mediante su mamá ocurrió su primer acercamiento al ajedrez.  A él le fascina este juego,  por eso con estricta disciplina atiende cada explicación del Tío (Maestro).
Andrés es un niño en riesgo social, de ahí que se encuentre internado en la Sede Galvarino del Servicio Nacional de Menores (SENAME), acá en Santiago de Chile, donde les imparto un taller de ajedrez.
El SENAME es una institución encargada de la protección infantil en Chile, país que cuenta con una cifra enorme de niños en riesgo social. Una estadística de 2011 reflejaba que en Chile más de 10 800 niños vivían en residencias de acogida, y si bien la cantidad había disminuido en los últimos 10 años, el perfil de los menores atendidos se ha complejizado; si antes ingresaban a estos centros porque sus familias no podían satisfacer sus necesidades básicas, ahora la negligencia de los padres, el maltrato e incluso el abuso sexual son los principales motivos de su internación.
 La citada estadística de 2011 revelaba que más de 50 mil personas repletan las cárceles chilenas, y el creciente hacinamiento reduce las posibilidades de rehabilitación. Un gran porcentaje de los reclusos inició precozmente el camino delictual entrando y saliendo por los centros del SENAME, algunos como infractores de ley y otros por encontrarse en situación de riesgo social.
Es  indudable que los pequeños que crecen carentes de un núcleo familiar bien conformado, poseen altas probabilidades de asumir el delito como un medio de sobrevida.
El ajedrez constituye una vital herramienta para estos niños. Mediante el divertimento, les desarrolla un sinnúmero de capacidades, los abstrae de sus problemas, los aglutina, se socializan, se sienten como en familia, esa familia que a muchos de ellos les ha sido esquiva.
Desconozco el motivo que condujo a que Andrés llegara al internado de la Sede Galvarino del SENAME. Pero lo que me queda claro es que no le puedo fallar, ni a él ni al resto de los chicos y chicas participantes del taller de ajedrez que imparto en la institución. Ellos me necesitan, necesitan ajedrez.








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