ELLOS ME NECESITAN
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Andrés Urrutia me espera, e irradia de alegría al verme
llegar. Se acerca, me saluda. En unos
minutos su mente lo transportará a parajes épicos, cabalgará y destruirá castillos
con un mero propósito: dar muerte al rey enemigo.
Andrés tiene 9 años y dice
que a los 6 mediante su mamá ocurrió su primer acercamiento al ajedrez. A él le fascina este juego, por eso con estricta disciplina atiende cada
explicación del Tío (Maestro).
Andrés es un niño en riesgo
social, de ahí que se encuentre internado en la Sede Galvarino del
Servicio Nacional de Menores (SENAME),
acá en Santiago de Chile, donde les imparto un taller de ajedrez.
El SENAME es una institución
encargada de la protección infantil en Chile, país que cuenta con una cifra
enorme de niños en riesgo social. Una estadística de 2011 reflejaba que en
Chile más de 10 800 niños vivían en residencias de acogida, y si bien la cantidad
había disminuido en los últimos 10 años, el perfil de los menores atendidos se
ha complejizado; si antes ingresaban a estos centros porque sus familias no
podían satisfacer sus necesidades básicas, ahora la negligencia de los padres,
el maltrato e incluso el abuso sexual son los principales motivos de su
internación.
La citada estadística de 2011 revelaba que
más de 50 mil personas repletan las cárceles chilenas, y el creciente
hacinamiento reduce las posibilidades de rehabilitación. Un gran
porcentaje de los reclusos inició precozmente el camino delictual entrando
y saliendo por los centros del SENAME,
algunos como infractores de ley
y otros por encontrarse en situación de
riesgo social.
Es indudable que los pequeños que crecen carentes
de un núcleo familiar bien conformado, poseen altas probabilidades de
asumir el delito como un medio de sobrevida.
El ajedrez constituye una
vital herramienta para estos niños. Mediante el divertimento, les desarrolla un
sinnúmero de capacidades, los abstrae de sus problemas, los aglutina, se socializan,
se sienten como en familia, esa familia que a muchos de ellos les ha sido
esquiva.
Desconozco el
motivo que condujo a que Andrés llegara al internado de la Sede Galvarino del
SENAME. Pero lo que me queda claro es que no le puedo fallar, ni a él ni al
resto de los chicos y chicas participantes del taller de ajedrez que imparto en
la institución. Ellos me necesitan, necesitan ajedrez.
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