¨Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor,
la electricidad y la
energía atómica: la voluntad".
Albert Einstein
¨Cada persona vive historias que
determina la clase de ser humano que va formándose hacia el futuro; y cada
capítulo puede ser triste o feliz, pero de seguro interesante con el fin de
llegar a un aprendizaje, así que esta es mi historia…¨
Así es como el colombiano Andrés
Fernando Palechor inicia su HISTORIA DE MI VIDA, tal como tituló a la historia
de su vida, historia que inspira, bella historia que muy gentilmente quiso
compartir con nosotros:
¨Mi historia -que deseo guardarla
por siempre- se remonta a mi niñez, en que como todo niño explora el mundo y
trata de entender el por qué de algunas cosas. Casi toda mi vida traté de
entender el por qué de niño me atormentaba tanto una pesadilla repetida vez
tras vez y siempre despertaba angustiado tratando de recordar lo que soñé. Hoy
día no puedo decir con certeza qué clase de sueño tenía, pues, me es confuso
explicarlo con claridad; sin embargo, lo único que puedo resaltar es que en mi
sueño me elevaba hacia el cielo, y desde lo alto veía un suelo ajedrezado, el
cual se hacía cada vez más amplio.¨
Andrés padece de la enfermedad
conocida como Distrofia Muscular de Becker, trastorno
hereditario ligado al cromosoma x.
Está caracterizado principalmente por una debilidad en los músculos proximales
de los miembros inferiores.
En sus años de colegio, durante las llamadas Semana Cultural solía apoyar a los equipos de su salón de clases de microfútbol, baloncesto y voleibol. Dice que quiso participar en alguna actividad deportiva (microfútbol) en la que pudiera aportar un logro más para su curso, además de sentir el bienestar al recibir una medalla por su abnegación, pero siempre recibía un “NO” de sus compañeros, ¨siempre me recordaban que lo hacían por mi seguridad física, y aunque entendía sus respuestas…, la verdad me disgustaba mucho esa situación.¨
Cierta vez, mientras cursaba octavo
grado, se dirigía para la casa luego de que el equipo de microfútbol rama
masculina ganara la final y antes de salir de la instalación deportiva divisó
con asombro a dos jóvenes sentados frente a frente ante una mesa y un tablero
de ajedrez.
¨Movían unas piezas y aunque sabía
qué era un ajedrez, no sabía cómo se jugaba. En ese momento me acerqué y traté
de memorizar los movimientos de cada pieza; lo chistoso fue que asentaba con mi
cabeza cada jugada –ya fuera mala o buena jugada- aparentando que conocía el
juego y entendía lo que sucedía. Los espectadores hacían comentarios en voz
baja; así que pregunté por qué tanta expectativa, sí, era una final más. Desde
ese preciso momento entendí el juego ciencia, había aprendido cuáles eran los
movimientos de cada pieza con solo verlos jugar, por lo que puedo decir que
aprendí solo.
¨De ahí en adelante me enamoré como
loco del ajedrez; vivía, desayunaba, almorzaba, comía, dormía y soñaba con el
Ajedrez. Tanto fue ese amor que mi mejor amiga me decía que el ajedrez era mi
amiga, novia y esposa.
¨El camino que emprendería en el
ajedrez iba a ser difícil, y más aún al saber que un compañero ostentaba la
osadía de obtener el título en cuatro ocasiones consecutivas; era el mejor y yo
lo admiraba mucho. Pero eso no impidió que me esforzara por aprender más y más,
así que él me enseñó cómo se lee y escribe una partida de ajedrez, y yo por mi
cuenta arrancaba fielmente una hoja de la revista cromos que contenían partidas
y comentarios sobre actuaciones de grandes maestros mundiales. Sí, buscaba esas
secciones, las arrancaba y las estudiaba con esmero.¨
Cuenta que al siguiente año lectivo
se decide e incursiona en ajedrez representando a su salón. Su primera partida
le tocó enfrentar al subcampeón del año pasado y ¨sin jugar me sentía ya
perdido, pero para mi sorpresa gané la partida y gané confianza, y junto con gran entrenamiento igualé el número
de torneos de mi compañero y también ostenté el título de campeón de ajedrez en
cuatro ocasiones consecutivas.
¨Buscaba con frecuencia a personas
que jugaran más que yo y hasta no superar su nivel no dejaba de jugar con cada
uno de ellos. Participé en torneos y gané el primer lugar en uno realizado en la Comuna 15. Sí, ahora
campeón de la Comuna
15. De ahí en adelante averiguaba en qué torneos podría participar.¨
A sus 33 años Andrés atesora otros
gratos resultados como ajedrecista aficionado, cita su cuarto peldaño en el
torneo de la Comuna
15 del año siguiente, así como el título y subtítulo en certámenes para
personas con discapacidad realizados en Cali.
¨Recuerdo un torneo en el que no
clasifiqué a la siguiente ronda, de 5 puntos se clasificaba con 3 y medio y yo
solo adquirí 3. En la partida decisiva me enfrenté a un joven y con desventaja
material me defendí como pude, le propuse empate y no aceptó; pero le compliqué
la victoria hasta el final. Cuando honestamente me di por vencido, su padre o
entrenador lo gritó inmediatamente, lo regañó y le reprochó su mal juego en
vista de que él era de la Liga
de Ajedrez y yo solo un aficionado.
¨Me estrechó su mano y felicitó muy
entusiasmado por la manera en que jugué. Yo quedé impactado y contento a la
vez, porque sabía que todo lo que hacía por el ajedrez no era en vano, a pesar
de que entrenaba y aprendía solo.
¨Sigo actualmente practicándolo y
enseñándolo a cualquier persona que lo desee, lo que más me interesa es que
puedan no solo aprender o adquirir dicho conocimiento, sino a amar ese deporte
como lo hice yo, que se apasionen por lo que aprenden, pues solo si tienen amor
pueden lograr muchas cosas, por eso aprendí muchas cosas que aplico en mi vida
diaria.
¨Hoy día concluyo que tal vez
aquella pesadilla que odiaba tanto era una muestra de lo que en el futuro
amaría... que en vez de hacerme sentir angustias me haría sentir alegrías que
he compartido con mi familia y amigos. Colecciono cuantos ajedreces caen en mis
manos, y tengo mucha información sobre ajedrez, ya sean libros, revistas,
impresiones, etc.
¨Aprendí que la vida es como el
ajedrez: se toman riesgos y en muchas ocasiones hay que sacrificar para lograr
cosas mejores, hay que estar evitando muchos jaques para que no den jaque mate
a tus sueños, propósitos o metas que te proyectes en la vida. Hay que luchar y
seguir luchando para encontrar lo mejor en nuestras decisiones, tal como se
encuentra una mejor jugada en el ajedrez.¨
Gran ejemplo. Que en paz descanse
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