Monday, July 21, 2014

AJEDREZ FEMENINO



¿POR QUÉ TAN LEJOS DE LOS HOMBRES?
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Un halo de misterio se ha entretejido en torno al por qué las mujeres juegan peor ajedrez que los hombres. El amigo Omar García, MF cubano oriundo de la provincia Santiago de Cuba, semanas atrás me propuso que escribiera sobre el tema, y yo, solícito, prometí que lo haría. Y es que esta temática me ha estado rondando la cabeza desde hace mucho tiempo.
Si el ajedrez es una actividad intelectual, y desde que se inician en el colegio las niñas suelen ser más aplicaditas para el estudio que los niños, ¿Por qué tanto desnivel de éstas en el ajedrez respecto a ellos?
Existen múltiples tesis a granel. Cierta vez leí que una de las causas estaba en que los hombres están más identificados con las guerras, combates, y al ser el ajedrez una supuesta batalla entre dos ejércitos, las féminas no logran desenvolverse a la misma altura que ellos, y que, incluso, tablero mediante suelen plasmar estilos más posicionales, menos atrevidos y arriesgados que los hombres. Tal vez por eso sea que cuando una mujer posee un estilo agresivo tablero mediante en el argot popular comentan que ¨juega  como un hombre¨.
Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas, así lleva por título el libro del español Leontxo García (Foto de arriba), destacado periodista, comentarista y experto en ajedrez, quien tomó como referencia las investigaciones de la científica norteamericana Louann Brizendine, autora de dos propuestas literarias relacionadas con el cerebro ( El cerebro femenino y El cerebro masculino).
“Ella no habla absolutamente para nada de ajedrez. Pero de lo que ella dice yo saco una conclusión: cuando llega la pubertad (11 ó 12 años) el cerebro de los niños se llena de testosterona y eso los hace muy competitivos- Estamos generalizando, obviamente no todos los niños y todas las niñas son iguales, pero en general, los niños se marcan un objetivo muy importante para ellos: ser mejores en algo. En cambio, a la misma edad, el cerebro de las niñas se llena de progesterona y eso las incita prioritariamente a ampliar sus redes sociales, sus contactos humanos, pero no suelen estar especialmente interesadas a esa edad en ser las mejores en algo”, advierte Leontxo García.
Muchos entrenadores de ajedrez hemos sufrido al ver cómo niñas talentosas repentinamente deciden no continuar, precisamente llegada la pubertad (Hasta la pubertad, la diferencia entre niños y niñas en cuanto a interés por el ajedrez como en fuerza de juego es muy pequeña). Como bien afirma Louann Brizendine y retoma Leontxo en su obra, en esa etapa el cerebro de las niñas se llena de progesterona y sus motivaciones se centran en ampliar sus redes sociales, y no precisamente en trazarse grandes metas. Más del 80 % abandonan el ajedrez competitivo.
¿Qué es la progesterona?
La progesterona, hormona esteroide involucrada en el ciclo menstrual femenino y embarazo (promueve la gestación), es el principal progestágeno humano de origen natural. Es una de las hormonas sexuales que se desarrollan en la pubertad y en la adolescencia en el sexo femenino, actuando principalmente durante la segunda parte del ciclo menstrual, estimulando los cambios madurativos.
Llegada la pubertad, el cerebro de los niños se llena de testosterona y eso los hace muy competitivos. ¿Qué es la testosterona?
La testosterona es la hormona sexual principal masculina y un esteroide anabólico. En los hombres juega un papel clave en el desarrollo de los tejidos reproductivos masculinos (testículos y próstata), así como en la promoción de los caracteres sexuales secundarios, tales como el incremento de la masa muscular y ósea..
Se afirma que aunque a los 17 ó 18 años las mujeres vuelven a interesarse en la competencia, se ven afectadas por el tiempo que dejaron de hacerlo, ya que la edad entre 12 y 18 años es crucial para el progreso en este juego. Esta tesis explica por qué ellas no llegan a ser tan buenas como los varones. 
Pero, ¿el factor  hormonal es definitivo? 

Las hermanas húngaras Susan, Sofía y Judit Polgar (En la foto), nunca fueron al colegio, excepto para los exámenes. Sus padres, ambos pedagogos, decidieron hacer un experimento con ellas con el propósito de demostrar que los genios no nacen genios, sino que se hacen con el trabajo, y que las mujeres pueden jugar al ajedrez tan bien como los hombres. Para ello las educaron en casa con el ajedrez como asignatura. De hecho, el padre consideraba que “los torneos femeninos hacen que la distancia entre el juego de hombres y mujeres crezca”, por lo que trató de que sus tres hijas no jugaran competiciones exclusivas para mujeres.
¨Las hermanas Polgar son la gran revolución. Esto indicaría que, si en el entorno de una niña desde que es muy pequeña el ajedrez forma parte natural de ella, pues entonces sí puede llegar a un rendimiento igual al de los hombres¨, refiere Leontxo García.
En el 2013, de acuerdo a las inscripciones en la Federación Internacional (FIDE), el número de jugadores respecto a  jugadoras se comportaba aproximadamente por 14 a 1 (de 20 a 1 a finales del siglo XX), demasiada desproporción, bastante inferior que en cualquier otro deporte. Y hasta la irrupción de las famosa hermanas Polgar, entre los 500 mejores del mundo no había ninguna mujer.
En mi municipio natal Jagüey Grande (Matanzas, Cuba), mientras fungí como entrenador era una odisea completar los equipos femeninos para las diferentes competiciones pioneriles y escolares. Y es que escaseaban las chicas. Si echamos un vistazo a las matrículas en academias de ajedrez, desde los mismos municipios, en la Base, nos percatamos de tal fenómeno.
Como afirmara alguien, ¨en la mayoría de los países es tan raro regalar una muñeca a un niño como un juego de ajedrez a una niña¨, de tal manera llama la atención en la importancia de una mayor ¨motivación subliminal¨ desde pequeños a los niños por parte de padres y familiares.
En este interesante tema sugerido por el amigo MF cubano Omar García, no podríamos pasar por alto los ciclos menstruales por los que deben atravesar las féminas. Estos altibajos biológicos a los que se ven sometidas atentan contra una mayor estabilidad emocional, esfuerzo continuado y concentración extrema, sobretodo cuando se tratan de largas competiciones de alto nivel.
El factor maternidad también es otro handicap. Judit Polgar, tras estar entre los 10 mejores del mundo decidió tener descendencia. Durante tres años, debido a los nacimientos de sus dos hijos, se alejó del ajedrez competitivo. Y el Padre Tiempo le pasó la cuenta. ¿Alguna vez volverá a situarse en el top ten mundial y sacar la cara por las mujeres?

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