¿POR QUÉ TAN LEJOS DE LOS HOMBRES?
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Un halo de
misterio se ha entretejido en torno al por qué las mujeres juegan peor ajedrez
que los hombres. El amigo Omar García, MF cubano oriundo de la provincia Santiago
de Cuba, semanas atrás me propuso que escribiera sobre el tema, y yo, solícito,
prometí que lo haría. Y es que esta temática me ha estado rondando la cabeza
desde hace mucho tiempo.
Si el ajedrez
es una actividad intelectual, y desde que se inician en el colegio las niñas
suelen ser más aplicaditas para el estudio que los niños, ¿Por qué tanto
desnivel de éstas en el ajedrez respecto a ellos?
Existen
múltiples tesis a granel. Cierta vez leí que una de las causas estaba en que
los hombres están más identificados con las guerras, combates, y al ser el
ajedrez una supuesta batalla entre dos ejércitos, las féminas no logran
desenvolverse a la misma altura que ellos, y que, incluso, tablero mediante
suelen plasmar estilos más posicionales, menos atrevidos y arriesgados que los
hombres. Tal vez por eso sea que cuando una mujer posee un estilo agresivo
tablero mediante en el argot popular comentan que ¨juega como un hombre¨.
Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas, así lleva por título el
libro del español Leontxo García (Foto de arriba), destacado periodista,
comentarista y experto en ajedrez, quien tomó como referencia las
investigaciones de la científica norteamericana Louann Brizendine, autora de dos
propuestas literarias relacionadas con el cerebro ( El cerebro femenino y El cerebro masculino).
“Ella no habla
absolutamente para nada de ajedrez. Pero de lo que ella dice yo saco una
conclusión: cuando llega la pubertad (11 ó 12 años) el cerebro de los niños se
llena de testosterona y eso los hace muy competitivos- Estamos generalizando,
obviamente no todos los niños y todas las niñas son iguales, pero en general,
los niños se marcan un objetivo muy importante para ellos: ser mejores en algo.
En cambio, a la misma edad, el cerebro de las niñas se llena de progesterona y
eso las incita prioritariamente a ampliar sus redes sociales, sus contactos
humanos, pero no suelen estar especialmente interesadas a esa edad en ser las
mejores en algo”, advierte Leontxo García.
Muchos
entrenadores de ajedrez hemos sufrido al ver cómo niñas talentosas
repentinamente deciden no continuar, precisamente llegada la pubertad (Hasta la
pubertad, la diferencia entre niños y niñas en cuanto a interés por el ajedrez
como en fuerza de juego es muy pequeña). Como bien afirma Louann Brizendine y retoma Leontxo en su
obra, en esa etapa el cerebro de las niñas se llena de progesterona y sus
motivaciones se centran en ampliar sus redes sociales, y no precisamente en
trazarse grandes metas. Más del 80 % abandonan el ajedrez competitivo.
¿Qué es la
progesterona?
La progesterona, hormona esteroide involucrada en el ciclo menstrual
femenino y embarazo (promueve la gestación), es el principal progestágeno
humano de origen natural. Es una de las hormonas sexuales que se desarrollan en
la pubertad y en la adolescencia en el sexo femenino, actuando principalmente
durante la segunda parte del ciclo menstrual, estimulando los cambios
madurativos.
Llegada la pubertad, el cerebro de los niños se
llena de testosterona y eso los hace muy competitivos. ¿Qué es la testosterona?
La testosterona es la hormona sexual principal
masculina y un esteroide anabólico. En los hombres juega un
papel clave en el desarrollo de los tejidos reproductivos masculinos (testículos y próstata), así como en la promoción
de los caracteres sexuales secundarios, tales como el incremento
de la masa muscular y ósea..
Se afirma que
aunque a los 17 ó 18 años las mujeres vuelven a interesarse en la competencia,
se ven afectadas por el tiempo que dejaron de hacerlo, ya que la edad entre 12
y 18 años es crucial para el progreso en este juego. Esta tesis explica por qué
ellas no llegan a ser tan buenas como los varones.
Pero, ¿el
factor hormonal es definitivo?
Las hermanas
húngaras Susan, Sofía y Judit Polgar (En la foto), nunca fueron al colegio, excepto para los
exámenes. Sus padres, ambos pedagogos, decidieron hacer un experimento con
ellas con el propósito de demostrar que los genios no nacen genios, sino que se
hacen con el trabajo, y que las mujeres pueden jugar al ajedrez tan bien como
los hombres. Para ello las educaron en casa con el ajedrez como asignatura. De
hecho, el padre consideraba que “los torneos femeninos
hacen que la distancia entre el juego de hombres y mujeres crezca”, por lo que
trató de que sus tres hijas no jugaran competiciones exclusivas para mujeres.
¨Las hermanas
Polgar son la gran revolución. Esto indicaría que, si en el entorno de una niña
desde que es muy pequeña el ajedrez forma parte natural de ella, pues entonces
sí puede llegar a un rendimiento igual al de los hombres¨, refiere Leontxo
García.
En el 2013, de
acuerdo a las inscripciones en la Federación Internacional
(FIDE), el número de jugadores respecto a
jugadoras se comportaba aproximadamente por 14 a 1 (de 20 a 1 a finales del siglo XX),
demasiada desproporción, bastante inferior que en cualquier otro deporte. Y
hasta la irrupción de las famosa hermanas Polgar, entre los 500 mejores del
mundo no había ninguna mujer.
En mi municipio
natal Jagüey Grande (Matanzas, Cuba), mientras fungí como entrenador era una
odisea completar los equipos femeninos para las diferentes competiciones
pioneriles y escolares. Y es que escaseaban las chicas. Si echamos un vistazo a
las matrículas en academias de ajedrez, desde los mismos municipios, en la Base, nos percatamos de tal
fenómeno.
Como afirmara
alguien, ¨en la mayoría de los países es tan raro regalar una muñeca a un niño
como un juego de ajedrez a una niña¨, de tal manera llama la atención en la
importancia de una mayor ¨motivación subliminal¨ desde pequeños a los niños por
parte de padres y familiares.
En este
interesante tema sugerido por el amigo MF cubano Omar García, no podríamos
pasar por alto los ciclos menstruales por los que deben atravesar las féminas.
Estos altibajos biológicos a los que se ven sometidas atentan contra una mayor
estabilidad emocional, esfuerzo continuado y concentración extrema, sobretodo
cuando se tratan de largas competiciones de alto nivel.
El factor
maternidad también es otro handicap. Judit Polgar, tras estar entre los 10
mejores del mundo decidió tener descendencia. Durante tres años, debido a los
nacimientos de sus dos hijos, se alejó del ajedrez competitivo. Y el Padre
Tiempo le pasó la cuenta. ¿Alguna vez volverá a situarse en el top ten mundial
y sacar la cara por las mujeres?
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