Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Cuando fui
Corresponsal Voluntario deportivo (periodista deportivo) en mi natal provincia
Matanzas (Cuba), tuve un colega muy productivo cuando ir tras las noticias se
trataba. Cada año merecía algún premio o mención en los concursos provinciales;
pero era todo un fenómeno con su vestimenta: andaba mal vestido, sucio, un
desastre.
Tal cual se
presentaba a las instituciones, organismos y cuantos lugares fuese en busca de
información. Y claro, inevitablemente, al verlo con esa facha imposible que no
lo desacreditaran, que no surgieran desfavorables comentarios, las burlas…
A principios del
2000 asistí a uno de los Plenos del Movimiento de Corresponsales Voluntarios
deportivo convocado por el Instituto de Deportes y Recreación (INDER), en la
ciudad de Matanzas. En los mismos se realizaba el Balance Anual de nuestro
desempeño, se premiaban a los ganadores de concursos por géneros
periodísticos…, y sobre todo, se confraternizaba entre colegas.
¨El corresponsal
deportivo no solo debe serlo, sino también parecerlo…¨, imperecedera frase que
al paso del tiempo jamás olvido. Fue la expresión de un dirigente del INDER
durante las conclusiones de aquel encuentro.
Acto seguido
abogó por un mayor profesionalismo, porque cumplamos cabalmente nuestra ética
periodística, tales como puntualidad, porte y aspecto…, en fin, ser bueno
bolígrafo en mano, grabadora en mano, micrófono en mano, sin descuidar la ética
profesional. Ser corresponsal, y también parecerlo.
Aquel colega mío
era corresponsal deportivo, pero no lo parecía. El ¨no solo serlo, sino también
parecerlo¨, se aplica a cualesquiera de las actividades de la vida; por
supuesto, incluido el ajedrez. ¿Prestamos atención a nuestro vestir?, ¿somos
cordiales con nuestros oponentes?, ¿tenemos fomentados suficientes valores
éticos-morales?, ¿Somos y parecemos ajedrecistas?
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