Por Lic. Arnaldo
Calvo Buides
A Debreh Rodríguez lo conocí a principios de los 90´, etapa
en la que él estudiaba en la
Escuela de Perfeccionamiento Atlético Calixto García, en el
poblado de Torriente, perteneciente a mi
natal Jagüey Grande, Matanzas (Cuba).
Debreh, oriundo del municipio Jovellanos, poseía talento
para el ajedrez. Pero, al parecer no se conformaba
con enfrentar a sus rivales tablero mediante portando solo el talento, sino que
recurría a una artimaña una y otra vez.
Cuando a su oponente le correspondía jugar, entonces,
justamente en ese preciso instante, se ¨extremaba¨ en componer (acomodar) alguna pieza del
tablero. ¨Compongo¨, se le escuchaba decir
y acto seguido centralizaba en su casilla alguna pieza.
Así era durante el desarrollo de toda la partida. Habilidoso,
su objetivo no era más que desconcentrar a su rival justamente cuando era el turno de éste, postura totalmente contraria a
lo que dicta el Reglamento de la
FIDE.
Eso no se hace. Si quiere componer alguna pieza del tablero, pues
que espere a cuando le corresponda el turno. Una actitud contraria denota carencia de ciertos valores éticos morales.
Debreh dejó el ajedrez, y con el tiempo se graduó de médico.
De componer piezas de ajedrez pasó a componer la salud de las personas.Esto sí se lo aplaudo.
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