Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Foto: Manuel Aguirre
En el recién finalizado Campeonato
Nacional de Menores de ajedrez de Chile, escuché decir a un padre de una
muchacha que a la postre quedó subcampeona, que de todas las partidas de su
hija solo le interesaba analizar una, concluida en tablas.
No lo haría con el resto, aseguró. Su
único interés era examinar la susodicha, pues de acuerdo a sus consideraciones
su hija debió haberla ganado.
Hay que analizar todas las partidas de
torneos, es lo que siempre les inculco a
mis atletas, en especial las derrotas, esas que nos duele pero que ayudan a
superarnos.
Cada examen de partida es una clase,
siempre y cuando se haga con la disciplina y profundidad requeridas. En este
aspecto adquiere mucha fuerza el tema de la inserción de programas informáticos
en función de nuestras revisiones de partidas.
No se puede ir en contra del
desarrollo. Está bien que hagamos uso de las nuevas tecnologías, que nos
auxiliemos de las mismas, pero no creo que debamos dejarles todo a ellas, como
erróneamente hoy día sucede con muchos ajedrecistas.
Esto les va creando cierta vagancia
mental, la creación personal se va diluyendo y a la larga atenta contra el
progreso deportivo. Los extremos son malos.
Mi filosofía personal es la de preferir
que durante el macrociclo de
entrenamiento el atleta
intervenga, digamos, en 20 torneos y en
su momento se vaya realizando análisis
detallado de cada encuentro, y así ir erradicando sus problemas
técnicos-tácticos y psicológicos, a que
por el contrario, participe en 40 sin
que jamás, o deficientemente, ¨reviva¨ los encuentros.
En la foto, junto a Joaquín Aguirre (Sub-14), del Club CEPA de
Viña del Mar, analizando post- mortem una partida del Campeonato Nacional de
Menores 2014.
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