Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Durante el Campeonato Nacional de Menores de ajedrez de Chile 2014, escuché decir a un padre de una muchacha que a la postre quedó subcampeona, que de todas las partidas de su hija solo le interesaba analizar una, concluida en tablas.
No lo haría con el resto, aseguró. Su único interés era examinar la susodicha, pues de acuerdo a sus consideraciones su hija debió haberla ganado.
Hay que analizar todas las partidas de torneos, es lo que siempre les inculco a mis atletas, en especial las derrotas, esas que nos duele pero que ayudan a superarnos.
Cada examen de partida es una clase, siempre y cuando se haga con la disciplina y profundidad requeridas. En este aspecto adquiere mucha fuerza el tema de la inserción de programas informáticos en función de nuestras revisiones de partidas.
No se puede ir en contra del desarrollo. Está bien que hagamos uso de las nuevas tecnologías, que nos auxiliemos de las mismas, pero no creo que debamos dejarles todo a ellas, como erróneamente hoy día sucede con muchos ajedrecistas.
Esto les va creando cierta vagancia mental, la creación personal se va diluyendo y a la larga atenta contra el progreso deportivo. Los extremos son malos.
Mi filosofía personal es la de preferir que durante el macrociclo de entrenamiento el atleta intervenga, digamos, en 20 torneos y en su momento se vaya realizando análisis detallado de cada encuentro, y así ir erradicando sus problemas técnicos-tácticos y psicológicos, a que por el contrario, participe en 40 sin que jamás, o deficientemente, ¨reviva¨ los encuentros.
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