Saturday, December 6, 2014
AQUELLA LECCIÓN DE VARANI
Por Lic. Arnaldo Calvo Buides
Cuando muchacho, mi hermano Nibaldo y yo incursionamos en la lucha libre. Y cierta vez uno de los dos estaba enfermo en la casa, por lo que no pudo asistir a los entrenamientos. Entonces el entrenador, de apellido Varani, enterado del asunto, de inmediato se apareció junto a todos los niños. Tamaña sorpresa, recuerdo que mi difunta mamá quedó sorprendida por tal actitud. Y hasta juraría que Varani llevó un caldo o sopa para que el enfermo se repusiera.
Y no es que Nibaldo o yo fuésemos grandes talentos de la lucha libre y que por eso Varani se interesó de manera particular. De eso no se trata. Sino que el entrenador, amén del nivel de tal o más cual atleta, debe abrir su corazón a todos, cual si fuesen sus propios hijos. En este punto no caben distinciones. Aquella lección de Varani jamás la olvido.
El profesor debe preocuparse por sus alumnos. Ocuparse de sus alumnos. Ser responsable. Si están enfermos, si tienen algún problema en la casa, en la escuela…el profesor debe preocuparse y ocuparse in situ. Le toca de plantilla, como dirían. Pero más que eso, le debe nacer, no hacerlo por una mera cuestión de cumplir y ya, como si se tratase de una fábrica de zapatos en el que se trazan cumplir un plan determinado.
Existen entrenadores de ajedrez que solo se interesan por el resultado del atleta, y están ajenos a cualquier situación que pueda agobiar a éstos en su formación, ya sea deportiva o personal.
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