Por
Arnaldo Calvo Buides
Nunca se ausentaba ni llegaba a destiempo a impartir sus clases de ajedrez en los colegios asignados. Se esmeraba porque cada alumno aprendiera. Era el primero en entregar los informes mensuales…, muy responsable, todo lo contrario a otros colegas.
Pero, un buen día, con toda la razón del mundo le planteó al coordinador del proyecto una inquietud que le afectaba, y sorpresivamente, éste rehuyó al diálogo y tomó la decisión de que el profesor no continuara más en sus labores. Tal como había hecho con otros que, en cambio, sí incumplían sus obligaciones laborales.
No es una historia inventada, no es ciencia ficción. Ocurrió.Un caso más de malos coordinadores que debido a sus incompetencias pierden a buenos trabajadores.
En ocasiones la vida nos pone enfrente a personas
encargadas de coordinar nuestras labores, quienes lamentablemente no siempre poseen
suficientes capacidades para asumir sus tareas. El mundo del ajedrez no está
ajeno a ello.
Todo coordinador tiene como principal función coordinar
el trabajo de otras personas y los medios que se utilizan para la consecución
de una acción común.
Si el coordinador no es capaz de escuchar y darle
solución correcta a los justos reclamos de las personas a su cargo, pues no
está realizando una acción común. No es coordinador.
El coordinador es
un líder, debe estar abierto a las inquietudes del grupo. Para
que su liderazgo sea efectivo, el resto de los integrantes debe reconocer sus
capacidades de planificar, organizar
y ordenar las diversas tareas de quienes formarán parte de un proceso con el
fin de generar ciertos resultados y, consiguientemente, triunfar en las metas
establecidas.
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